Una vez sellada la caja, el reloj está listo para su inspección de resistencia al agua. El proceso consta de tres partes.
Prueba de aire
En primer lugar, el reloj se somete a una prueba para garantizar que no pueda entrar aire. Cada reloj se prueba individualmente en un tubo de presión.
Prueba de presión
A continuación se sumerge el reloj en agua y se aplica presión para comprobar que no hay fugas de agua.
Prueba de condensación
A continuación se calienta el reloj y se coloca una gota de agua en el cristal. Cuando el inspector ha comprobado que no se ha producido condensación, se asegura la plena resistencia al agua.